Luego de un largo silencio vuelvo a mi nave para lanzarme nuevamente a la blogósfera en busca de mi mismo, de mis amigos y de mi patria, el Perú.
Pensé dejar de hablar de política, pero mi genio no me permite, por que mi conciencia se retuerce diciéndome que no me calle ante la inmundicia. Aquella que, ahora, se ve en las calles; te tropiezas con ella vayas donde vayas.
Las elecciones para las alcaldías se nos vienen encima y ya, los alcaldes candidatos, aquellos que quieren reelegirse, hace días que han empezado a romper las calles más transitadas de Lima.

La Avenida Arenales, una de las de gran transito vehicular, está rota en más de quince cuadras. Con el cuento de que necesita ampliarse, el alcalde de Lima la cerró y levantó el pavimento sin ningún miramiento.
Esta no es la única calle, hay muchas otras, por que son tantos los que quieren reelegirse y para anunciar su candidatura el primer paso es hacerse notar aunque sea en una maldición o un hij... p...ta, tan común entre los choferes de taxi y, sin duda, en más de un peatón.
La ciudad no importa, ni menos los peatones, peor aún los choferes. Sólo importa el Alcalde; y, ¿quién decide esto?, el Alcalde.
Peor aún, casi siempre se rompen las mismas calles. ¿Saben cuántas veces han remodelado las calles de Lima?. Nadie lo sabe, por que ya se perdió la cuenta. Lo único que se sabe es que el Alcalde lo hará de nuevo.
¡Qué desastre moral vivimos!
Nota final:
Las mejores calles del mundo, son probablemente, las más viejas. Viejas, pero bien cuidadas.
Pensé dejar de hablar de política, pero mi genio no me permite, por que mi conciencia se retuerce diciéndome que no me calle ante la inmundicia. Aquella que, ahora, se ve en las calles; te tropiezas con ella vayas donde vayas.
Las elecciones para las alcaldías se nos vienen encima y ya, los alcaldes candidatos, aquellos que quieren reelegirse, hace días que han empezado a romper las calles más transitadas de Lima.

La Avenida Arenales, una de las de gran transito vehicular, está rota en más de quince cuadras. Con el cuento de que necesita ampliarse, el alcalde de Lima la cerró y levantó el pavimento sin ningún miramiento.
Esta no es la única calle, hay muchas otras, por que son tantos los que quieren reelegirse y para anunciar su candidatura el primer paso es hacerse notar aunque sea en una maldición o un hij... p...ta, tan común entre los choferes de taxi y, sin duda, en más de un peatón.
La ciudad no importa, ni menos los peatones, peor aún los choferes. Sólo importa el Alcalde; y, ¿quién decide esto?, el Alcalde.
Peor aún, casi siempre se rompen las mismas calles. ¿Saben cuántas veces han remodelado las calles de Lima?. Nadie lo sabe, por que ya se perdió la cuenta. Lo único que se sabe es que el Alcalde lo hará de nuevo.
¡Qué desastre moral vivimos!
Nota final:
Las mejores calles del mundo, son probablemente, las más viejas. Viejas, pero bien cuidadas.
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