Machu Picchu: maravilla que nos obliga a revalorar la cultura Inca

Elección de ciudadela inca como una de las 7 maravillas del mundo, sin lugar a dudas, traerá alegría duradera al pueblo peruano.

El reconocimiento se veía llegar dada la gran preferencia que recibió de visitantes de todas partes del mundo. Machu Picchu es el sitio más visitado de este lado del continente durante varios años y su valor va más allá de su majestuosa arquitectura; muchos visitantes la identifican como un centro espiritual, un lugar donde se pueden vivir experiencias sobrenaturales.

Machu Picchu fue una maravilla siempre; no necesitó esta nominación. La cultura inca en sí misma es una maravilla por todo lo que lograron en la agricultura, la hidráulica, la medicina e incluso en políticas sociales; no olvidemos que los antiguos habitantes de este suelo domesticaron plantas, animales, lograron avances en la astronomía, fueron expertos en orfebrería, etc.

Sin embargo, todo este legado no sólo esta quedando en el olvido, sino que se está perdiendo. Pues la acción destructiva iniciada por los españoles sigue siendo replicada por nosotros, los habitantes de hoy. No sólo seguimos demoliendo sus templos, sus caminos y otras grandes construcciones, sino que negamos y tratamos de desaparecer la propia raza Inca; aunque esta esté presente en nuestros propios rostros.

Hay pocos peruanos que se sienten identificados con su cultura y muchos reniegan de su raza. Aunque muchos viven del dinero que ganan comercializando artículos y servicios en nombre de los Incas: venden tours, textiles y tantos otros productos con motivos incaicos; en fin sólo existe una utilización de su cultura y su legado.

El verdadero Inca, el que existe en nuestra propia sangre, está siendo negado; o esta pidiendo limosna en las calles, se le niega trabajo por no tener “buena presencia”, o está muriéndose de frío en la serranía peruana.

Si reclamamos algo, todavía nos dicen que somos poco civilizados: como decían hace 500 quinientos años. Y si no dicemos nada, siguemos siendo objeto de segregación, marginación y superexplotación. El maltrato a los mineros es el mayor y más claro ejemplo de explotación y desprecio por el hombre del ande peruano.


De manera que a Machu Picchu no sólo hay que cuidarlo, hay que rescatar, promover y revalorar el legado de nuestros antepasados. Sintamos y vivamos en carne propia nuestra cultura y raza INCA.

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