Fútbol peruano: evidencias de una patología colectiva

El origen de esta situación está en la conducta de las llamadas autoridades que evidencian un total desprecio por la gente, y por los valores morales que hacen de una sociedad vivible y que la enrumban hacia logros humanos.

No hay reglas, ni autoridad propiamente; ni sangre en el rostro para sentir vergüenza de tanto fracaso, de no haber cumplido el mandato de tu propia gente. Y todavía insistes en quedarte agarrado a una condición a pesar de abucheos, insultos y desprecios masivos que recoges a cada paso.

Todavía insistes en quedarte escondido de tras de cuatro paredes, desde donde pretendes justificar el deplorable estado de cosas y, es más, seguir corrompiendo a tu entorno, para lograr más impunidad, más fracasos, más miseria moral; pues pretendes que la gente aprenda a convivir con la inmundicia, glorifique vilezas, cinismo, justifique la indignidad y deseche su propia memoria.

¡Dios!, donde está esa ética, dónde está esa moral para sentir horror al vernos hundido en bajezas y degradación; dónde está la conciencia que nos trae remordimiento cuando visualizamos nuestra reiterada incapacidad para lograr objetivos; y que nos impulsa a retirarnos para dar paso a otros que puedan hacer mejor las cosas.

En el fútbol sólo hay fracasos, escándalos, corruptelas y el cinismo para justificarlo todo y mantenerse en el puesto a pesar de ello apelando a supuestos reglamentos, normas o artilugios legales. Sin embargo, creo que cuando la moral colapsa, no hay reglas que valgan para mantener el orden, el respeto y, menos aún, procurar el desarrollo.

Eso es lo que está pasando (también) en el fútbol peruano; hay normas y reglamentos; pero no sirven por que no se cumplen y no hay dirigente con la suficiente autoridad moral para hacerla cumplir. Es por eso que todos hacen lo que les da la gana; se perdió el respeto de todo.

Es impresionante, y a la vez indignante, ver como los dirigentes van de absurdo en absurdo. El jefe, Manuel Burga, escondido, sin dar la cara, y los otros haciendo un show de circo. Con opiniones tan contradictorias y sin ningún remordimiento por sus frecuentes fracasos, escándalos y tan denunciados malos actos.

El señor Mallqui, con crudo cinismo, justifica los casos más absurdos, y todavía regala camisetas a periodistas despistados. Como diciendo mira, yo soy bueno, y ellos (los futbolistas) son los malos. Cuando en realidad el problema no son los futbolistas, es de las autoridades de la FPF y de la comisión; pues han perdido totalmente la visión del fútbol y el respeto de futbolistas y aficionados.

¿Por qué esos señores se aferran a sus mal logrados puestos a pesar de que la gente los insulta, los abuchea y cada vez más reciben muestras de desprecio público? ¿Por qué los futbolistas vienen de tan lejos para enfrentarse a lo mismo? Es, sin lugar a dudas, el dinero que ganan. ¿Es justificable esto? Para ellos, con seguridad, la respuesta es Sí. Pero con este comportamiento, han desfigurado la virtud de la práctica de un deporte; ‘de practicarlo por que da satisfacciones que nacen en el reconocimiento que recibo de mi propia gente’. De manera que ellos, al poner el dinero sobre todas las cosas, se han hecho merecedores de que les llamemos los mercenarios del fútbol.

El periodismo
El show mediático especulativo es impresionante. Todos se han tomado el derecho de acusar con puras especulaciones. La gran mayoría de periodistas han caído en el juego de culpar sólo a los futbolistas; y están empeñados en lograr que se les castigue. Sin embargo, es evidente, que los principales responsables son los dirigentes. Con reglas claras y dirigentes con autoridad moral para hacerlas cumplir, no estaríamos hablando de esto; pues los infractores ya hubiesen recibido una multa; tal como lo hacen en los clubes europeos. Pero, el señor Mallqui ha adelantado un castigo de dos fechas FIFA; otra burla más a la afición; por que es insignificante y, además, no se cumplirá cabalmente.

Menos mal que no todos los periodistas han caído en el juego de desviar la atención y olvidarse del problema real. Creo que la que mejor trató el tema fue la inefable Rosa María de Prensa Libre; aunque le faltó tiempo para remarcar en el rostro postizo y sin color del señor Mallqui, ¿Por que no se van de la FPF y dejan al fútbol peruano libre de sus fracasada y corrupta influencia?.

Bien Rosa María, antes te critiqué por hablar tonterías de los blogs y bloggers; ahora reconozco que, en este caso, diste en el clavo. Creo que en general estás mejorando. ¡Amen!.

Para finalizar, el título de esta nota ‘Fútbol peruano: evidencias de una patología colectiva’, intenta poner énfasis en el hecho de que la ausencia de moral y abundancia de ineficiencia, no sólo se ha puesto en evidencia en el fútbol, sino también en la política, que secundada por un manejo mediático con poca conciencia, se envuelve en discursos con el fin de hacernos olvidar su incapacidad para elaborar procedimientos, estrategias, programas y planes de acción concreta.

Es por eso que ahora observamos un notable incremento del caos: huelgas, muertes en las carreteras, la delincuencia en todos sus tipos. El desgobierno se pone en evidencia a cada rato; como en el cobro del peaje en el Callao. No hay autoridad, todos se toman el derecho de hacer lo que quieren.

Comentarios

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