¿El cuento del voto oculto?

Realmente temo que nos vayan a hacer el cuento del Voto Oculto. Ahora que las cosas parecen estar empatadas o más precisamente, sembradas la incertidumbre y el desconcierto en el elector, no sería nada extraño que el voto oculto sea un argumento para justificar una gran fechoría.

Pero el llamado ‘voto oculto’ al que me refiero no es el que la mayoría de nosotros imaginamos sino aquel que puede surgir de la maraña y los recovecos de esta red de redes desconocida para muchos y que hacen posible la intromisión silenciosa.

Basta que un sujeto dotado de una computadora portátil o dispositivo móvil, usuario y clave de acceso, ingrese a una base de datos y registre, en este caso, los votos a gusto del cliente. Esto ya no es ninguna novedad, lo hizo el Fujimontesinismo para inclinar a su favor un proceso electoral.

Lo saben los políticos y sobre todo el General Marciano Rengifo quien estuvo en la comisión que investigó y descubrió los detalles del hecho en mención, en el gobierno de Alejandro Toledo. Ahora Rengifo está postulando con el número 24, en la lista de Perú Posible, y no creo que pueda dormir tranquilo sabiendo que existen corruptelas que ocultar y una moral parecida en el gobierno actual.

Las redes y las computadoras, ahora mucho más desarrolladas que en la época del fujimorismo y herramientas principales para el conteo de votos, están siempre a disposición de la moral y los intereses del que las implementa y gestiona. Esa moral e intereses es lo que me preocupa y me hace pensar que estamos en riesgo de que nos hagan el cuento del “voto oculto”.

Espero que no sea así, por el bien de la democracia, el Perú y, sobre todo, de los peruanos.

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