Presidente Ollanta Humala: más que una incómoda salida del Estadio Nacional

La incómoda situación que vivió el Presidente Ollanta Humala durante su salida del Estadio Nacional ha puesto en evidencia algunos aspectos de la situación del país así como la del mismo mandatario.

Primero, el señor Humala parece estar viviendo fuera de la realidad puesto que no ha sido capaz de percibir el peligro de ponerse frente a una multitud no convocada por él o sus partidarios.



El Presidente, al asistir al Estadio Nacional a ver el Partido Perú & Uruguay, dado el creciente descontento que existe en torno a su mandato, se puso en riesgo. Colocarse dentro de una multitud emocionada y descontenta luego de la derrota fue realmente muy mala idea.

Si el partido hubiese tenido otro final, favorable al equipo peruano, quizás hubiese sido diferente; pero tampoco era seguro, por lo volátil, lo inestable de las emocionalidad colectiva. De manera que, un asesor con 2 gramos de seso, le hubiese recomendado quedarse en casita para ver el partido tranquilo y con repetición.

Segundo, los cuestionamientos a la gestión de Humala son una realidad. Las manisfetaciones en casi todo el país así lo demuestran. Hay resentimiento en los peruanos, eso se muestra a diario en la calle. Era de esperarse que, ante un resultado adverso, esa misma afición, multitudinaria e irracional, que coreaba vivas para una selección de fútbol mediocre, se volcara contra él, para sacarle los "trapitos al sol".

Así pasó. Abuchearon al Presidente Ollanta Humala a su salida del Estadio Nacional; claro que él no tenía la culpa del fracaso en el fútbol, pero es el primer responsable por el resentimiento de muchos peruanos, que, en circunstancias de un mal resultado futbolístico, descargaron su malestar en él.

Finalmente, ya sabemos que la mayoría de peruanos respira fútbol; un resultado adverso de nuestro equipo favorito nos molesta más que las promesas incumplidas de los políticos. Si la adversidad en el fútbol y la decepción de las promesas incumplidas se juntan, la cosa se pone peligrosa para el que prometió, no cumplió y negó la afiliación con la cual fue elegido.

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