Ni izquierdistas ni terrucos: un nuevo despertar


El problema de Tía María (y otros conflictos mineros), lo sostengo desde hace tiempo, no es cuestión de izquierdistas o terroristas antimineros. Es un problema que surge del proceso de autodeterminación de los ciudadanos de todo el mundo.

La minería depredadora y altamente contaminante ha perdido en este contexto dado su conocido desprecio por el medio ambiente y la vida en el suelo que explora. Sólo en América Latina, según el Observatorio de Conflictos Mineros en América Latina (http://www.conflictosmineros.net/) hay más de una veintena de conflictos mineros. Estos conflictos también se están suscitando en Canadá, Sudáfrica, África Occidental y partes de Europa.

El despertar de las comunidades

Las comunidades del mundo han despertado, ya no son fácilmente manipulables. No es inteligente seguir sosteniendo que la gente es tonta . Ahora, la gente quiere ser partícipe de su propio destino. Pero este despertar ha nacido de su propia necesidad cotidiana, lo cual le ha impulsado a luchar por su bienestar inmediato. Ya no cree en programas o proyectos políticos que prometen el oro y el moro o el sueño de una sociedad igualitaria; desea bienestar y oportunidades ¡ahora!

Es decir, la gente ha aprendido a jugar el juego del capitalismo, o sea, a poner en primer plano sus propios intereses y pelear por ellos. Gran parte de la crisis del "mundo desarrollado" se debe a que se ha encarecido el acceso a los recursos en todas la regiones que antes saqueaban fácil e impunemente. Los pueblos de ahora están vendiendo muy caro el acceso a ellos y sus luchas por conservarlos o mantenerlos en sus manos son cada vez más fuertes. Los grandes de antaño ya no saquean tan fácilmente a una región o país: ahora tienen que pagarlo.

Todas estas luchas ciudadanas son ahora intensas y casi espontáneas no sólo porque la gente sabe lo que quiere sino porque se ha empoderado por la ubicuidad de los nuevos sistemas de comunicación. Los ciudadanos de hoy tienen en sus manos pequeños equipos, potentes y versátiles, con la capacidad de enviar mensajes en texto, imágenes y vídeo a cualquier lugar del mundo en segundos. Todo esto es más que suficiente para coordinar actividades entre ellos, decidir y ejecutarlas casi simultáneamente. Ahora está siendo, sino imposible, difícil vencerlas. Además de esto, la posibilidad de acceder a Internet y las plataformas sociales, les ha dado el poder para realizar denuncias o reclamos y ganar adeptos  y/o afiliaciones masivas casi en todo el mundo. Ahora se propaga con suma facilidad sus reclamos y luchas.

Lo que sucede con Tía María y Conga (y otros lugares del mundo) tiene todos estos componentes que dejan entrever que es una batalla entre el gran capital y el pequeño por tierras de explotación, pero también por salud y oportunidades que la gran minería nunca garantizó. Esa minería solo ha creado cargueros de riquezas que otros gozan. La gente de hoy ya está harta de eso.

Pero, en este mar embravecido de intereses en contienda surgen sujetos que quieren atribuirse la movilización de la gente, sus protestas y su decidido afán de hacerse escuchar. Sin embargo, estos sujetos son identificados rápidamente y sacados de la escena. Surgen otros lideres y así van generándose liderazgos de manera sucesiva. Esto no terminará con el encarcelamiento de uno, dos o tres, continuará porque estas luchas han surgido de los mismos grupos humanos que quieren tomar parte en las decisiones políticas. Quieren decidir su propio destino.

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